Eduardo Sánchez, de matemáticas nos obsequia con el siguiente escrito
En primer lugar quiero expresar
mi agradecimiento a Lucía, que siendo conocedora de mi devoción por Ayurveda me ha cedido de buen
grado la letra que por derecho propio le correspondía.
En sánscrito la letra a es una vocal inherente, esto es, está
siempre presente a no ser que sea reemplazada por otra vocal indicada por un
signo vocal especial. Así que no es de extrañar la abundancia de términos
sánscritos en los que la única vocal presente es la a.
Restringiéndonos al ámbito
específico del Ayurveda, me gustaría
compartir los beneficios de una terapia milenaria conocida como abhayanga, término que cumple el
requisito vocal antes mencionado.
Antes de entrar en materia, para
contextualizar esta terapia conviene indicar la existencia de dos grandes
grupos de tratamientos ayurvédicos: los de tipo shamana y los de tipo shódhana. Se dice que una terapia shamana
tiene por objeto apaciguar los diferentes humores biológicos de modo suave y
gradual. Por su parte, una terapia shódhana está encaminada a eliminar de modo
contundente el exceso de toxinas, aama
en sánscrito, responsable del bloqueo de los distintos canales (srotas) y
causante, en último término, de las más variadas patologías.
Dicho esto, abhayanga es un masaje
tradicional indio que se prescribe como tratamiento shamana así como de
preparación para las técnicas más desintoxicantes de tipo shódhana, entre las
que hay que destacar el poderoso panchakarma,
consistente como su nombre indica en cinco (pancha) acciones (karma),
a saber: emesis, purga, enema, limpieza nasal y purificación de la sangre.
Se debería puntualizar que
existen distintas clases de abhayanga que han evolucionado incorporando las
peculiaridades geobotánicas y étnicas de los muy diversos pueblos indios.
Concretamente, mi experiencia personal se circunscribe al abhayanga de Kerala,
la tierra de mi maestro y enclave ayurvédico por antonomasia.
Para realizar un abhayanga en
primer lugar hay que determinar el estado general del receptor, averiguando su
constitución energética individual así como las posibles patologías. Este paso
es fundamental ya que de él depende el tipo de aceite medicinal que debemos
emplear en el abhayanga. Hay que advertir que en ciertos casos está
contraindicada su práctica. Por consiguiente es muy importante ponerse en manos
de un terapeuta con experiencia capaz de discernir las bionergías (doshas)
desequilibradas y el tratamiento adecuado correspondiente.
Habitualmente se usa una mezcla
de aceite base de semillas y aceite procesado con jugos de plantas frescas, ramas y raíces secas
junto con leche o yogur. Las plantas son seleccionadas dependiendo de la
patología o desequilibrio a tratar. De acuerdo con Ayurveda el aceite de sésamo
negro es el mejor aceite base para el abhayanga pues tiene efectos maravillosos
sobre el sistema nervioso, el cual a su vez se encarga de regular la fisiología
general del organismo. La tradición ayurvédica le otorga cualidades prabhava, es decir, se ha
observado sin explicación aparente la
capacidad del aceite de sésamo para restaurar el equilibrio bioenergético en
condiciones antagónicas, lo que lo convierte en un aliado en cualquier clase de
dolencia.
Tras elegir el aceite medicado se
debe crear una atmósfera propicia para lograr la relajación del paciente.
Conviene escoger una sala templada, se puede quemar incienso de sándalo y poner
música de fondo tranquila. El aceite debe calentarse antes de ser aplicado para
aumentar la absorción a través de la piel y asimismo promover una sensación de
sosiego y recogimiento en el receptor. El abhayanga comienza ungiendo los marmas o puntos vitales de la cabeza
con el fin de entablar una conexión que permita obtener la aprobación
energética del paciente para recibir la terapia y, a continuación, mentalmente
se recita algún mantra u oración
deseando que el tratamiento produzca el efecto deseado.
Los beneficios del abhayanga son
muy numerosos. En particular, es muy eficaz para combatir los síntomas del
estrés tales como insomnio, migrañas, dolor corporal, etc. Mediante esta
terapia se logra canalizar a través de la piel sustancias medicinales muy
valiosas que consiguen penetrar en menos de cinco minutos hasta los tejidos más
profundos. Gracias a los movimientos específicos del abhayanga se consigue
movilizar las capas de toxinas adheridas a los tejidos y facilitar su
eliminación a través del sudor y demás órganos excretores.
Ayurveda recomienda recibir este
tipo de masaje por lo menos una vez a la semana como terapia preventiva. Me
gustaría subrayar que existe un abhayanga específico para mujeres embarazadas y
otro para bebés. En ambos casos se recomienda el aceite Dhanwantaram thailam. ¡El resultado es asombroso!
Finalmente, aprovecho estas
líneas para poner de manifiesto nuestro profundo agradecimiento a todas las hadas y
duendes del IES Los Molinos por todas las atenciones y presentes con motivo del
nacimiento de nuestro angelito Edusha.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Dínos algo, siempre es bueno conversar