lunes, 4 de febrero de 2013

De la A a la Z. ABHAYANGA

Caprichoso fue el inicio de esta serie  de la A a la Z, empezando por la B. Justo es el momento de recobrar la letra que faltó, que no es otra que la A

Eduardo Sánchez, de matemáticas nos obsequia con el siguiente escrito



En primer lugar quiero expresar mi agradecimiento a Lucía, que siendo conocedora de mi devoción por Ayurveda me ha cedido de buen grado  la letra que por derecho  propio le correspondía.
En sánscrito la letra a es una vocal inherente, esto es, está siempre presente a no ser que sea reemplazada por otra vocal indicada por un signo vocal especial. Así que no es de extrañar la abundancia de términos sánscritos en los que la única vocal presente es la a.

Restringiéndonos al ámbito específico del Ayurveda, me gustaría compartir los beneficios de una terapia milenaria conocida como abhayanga, término que cumple el requisito  vocal antes mencionado.
Antes de entrar en materia, para contextualizar esta terapia conviene indicar la existencia de dos grandes grupos de tratamientos ayurvédicos: los de tipo shamana y los de tipo shódhana. Se dice que una terapia shamana tiene por objeto apaciguar los diferentes humores biológicos de modo suave y gradual. Por su parte, una terapia shódhana está encaminada a eliminar de modo contundente el exceso de toxinas, aama en sánscrito, responsable del bloqueo de los distintos canales (srotas) y causante, en último término, de las más variadas patologías.

Dicho esto, abhayanga es un masaje tradicional indio que se prescribe como tratamiento shamana así como de preparación para las técnicas más desintoxicantes de tipo shódhana, entre las que hay que destacar el poderoso panchakarma, consistente como su nombre indica en cinco (pancha) acciones (karma), a saber: emesis, purga, enema, limpieza nasal y purificación de la sangre.

Se debería puntualizar que existen distintas clases de abhayanga que han evolucionado incorporando las peculiaridades geobotánicas y étnicas de los muy diversos pueblos indios. Concretamente, mi experiencia personal se circunscribe al abhayanga de Kerala, la tierra de mi maestro y enclave ayurvédico por antonomasia.

Para realizar un abhayanga en primer lugar hay que determinar el estado general del receptor, averiguando su constitución energética individual así como las posibles patologías. Este paso es fundamental ya que de él depende el tipo de aceite medicinal que debemos emplear en el abhayanga. Hay que advertir que en ciertos casos está contraindicada su práctica. Por consiguiente es muy importante ponerse en manos de un terapeuta con experiencia capaz de discernir las bionergías (doshas) desequilibradas y el tratamiento adecuado correspondiente.

Habitualmente se usa una mezcla de aceite base de semillas y aceite procesado con jugos  de plantas frescas, ramas y raíces secas junto con leche o yogur. Las plantas son seleccionadas dependiendo de la patología o desequilibrio a tratar. De acuerdo con Ayurveda el aceite de sésamo negro es el mejor aceite base para el abhayanga pues tiene efectos maravillosos sobre el sistema nervioso, el cual a su vez se encarga de regular la fisiología general del organismo. La tradición ayurvédica le otorga cualidades prabhava, es decir, se ha observado  sin explicación aparente la capacidad del aceite de sésamo para restaurar el equilibrio bioenergético en condiciones antagónicas, lo que lo convierte en un aliado en cualquier clase de dolencia.

Tras elegir el aceite medicado se debe crear una atmósfera propicia para lograr la relajación del paciente. Conviene escoger una sala templada, se puede quemar incienso de sándalo y poner música de fondo tranquila. El aceite debe calentarse antes de ser aplicado para aumentar la absorción a través de la piel y asimismo promover una sensación de sosiego y recogimiento en el receptor. El abhayanga comienza ungiendo los marmas o puntos vitales de la cabeza con el fin de entablar una conexión que permita obtener la aprobación energética del paciente para recibir la terapia y, a continuación, mentalmente se recita algún mantra u oración deseando que el tratamiento produzca el efecto deseado.

Los beneficios del abhayanga son muy numerosos. En particular, es muy eficaz para combatir los síntomas del estrés tales como insomnio, migrañas, dolor corporal, etc. Mediante esta terapia se logra canalizar a través de la piel sustancias medicinales muy valiosas que consiguen penetrar en menos de cinco minutos hasta los tejidos más profundos. Gracias a los movimientos específicos del abhayanga se consigue movilizar las capas de toxinas adheridas a los tejidos y facilitar su eliminación a través del sudor y demás órganos excretores.

Ayurveda recomienda recibir este tipo de masaje por lo menos una vez a la semana como terapia preventiva. Me gustaría subrayar que existe un abhayanga específico para mujeres embarazadas y otro para bebés. En ambos casos se recomienda el aceite Dhanwantaram thailam. ¡El resultado es asombroso!
Finalmente, aprovecho estas líneas para poner de manifiesto nuestro profundo agradecimiento a todas las hadas y duendes del IES Los Molinos por todas las atenciones y presentes con motivo del nacimiento de nuestro angelito Edusha.


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