lunes, 18 de febrero de 2013

De la A a la Z. Las Lagartonas

Llega el turno de la letra L. Y  Teresa Sánchez Vivancos, compañera de Ciencias Sociales, se adentra en el proceloso mundo del mundo de la Conserjería. Veremos cual ha sido su resultado

LAS LAGARTONAS
Los de la biblioteca, (que no ha sido Violante)
-gente que parece tener poco que hacer-
Me han encargado un poema importante
Un poema que sea digno de merecer

Me veo en situación extrema y difícil
de llanto, de pena, quebranto y desdicha
pues debo más bien parecer desenvuelta
a la par que culta  y sin resultar redicha

Oh! musas ingratas, que así me ignoráis
¿No llegáis a entender cuán in albis yo estoy?
Que me ayude Quevedo, que me ayude Lope
Y para el ritmo, si eso, que me ayude Campoy

En mis inciertos versos escondido está el tema
aunque es fácil captar a quien van dedicados.
Son dos, son tremendas, son dos lagartonas
Ellas comprenderán –fijo- la falta de halagos

Que no es que le falte a ninguna sesera
Para entender lo que yo aquí vengo a decir
Más bien por delante van de todos nosotros
Que para eso son las que  mandan aquí
La primera tuvo en Lleida su cuna
Flacucha, compacta y más bien resultona
No ha nacido quien fotocopias hiciera
como la morena y sagaz lagartona

Rodillas cortadas, chichones al aire
Los cura sin pena, como si tal cosa
Alumnos quejicas en el banco sentados
vigilados sin tregua, astuta y recelosa

La segunda es rubia, redonda de formas
Teje y desteje un jersey eterno
Pinturera y chula, que para eso ella puede
Con aire de ser cancerbero moderno

Y cuando te pilla por esos pasillos
La piedad no conoce, y de manera atroz
transmite mensajes, lanza reprimendas
Usando con vil entusiasmo la voz

Aterrados tienen a los profesores
Si la fotocopiadora decide no ir
Es un ¡corre, corre!, es un ¡yo no he sido!
Es un ¡dilo tú, que yo quiero vivir!


Y si el carro usas y  vas descuidado,
anda preparado para experiencias fuertes
o sueltas la llave,  si estás reservado
o ves los infiernos y deseas la muerte

Pero  ¿Qué sería de nosotros si estas locas faltaran?
¿Con quién unas risas, con quién compartir
Los días, las horas, los momentos amargos
y los buenos, y aquellos que están por venir?

Porque, eso sí, tienen un pecho
En el que no pueden caber corazones así
tan grandes, tan buenos, tan pendientes de todos
Y con todos me incluyo -sobre todo- a mi. 

Verlas es ver, cada mañana
Que el mundo ahí sigue y que no se detiene
Que incluso sin fuerzas, sin salud y sin ganas
La vida sonríe porque ellas lo quieren

Yo a nadie he nombrado, quien quiera que entienda
Esto  no es más que  un poemilla banal
Que me perdonen Lope, Quevedo y los otros,
(y  a Campoy le presento una excusa formaL)


Pues a mí me ha parecido de gran aLtura

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