lunes, 3 de marzo de 2014

De la A a la Z. Con R de Gosell

Seguimos con nuestra serie y Rosell, de 1º de Bachillerato, nos introduce en el proceloso mundo de la R, y las dificultades de la lengua. Que me lo digan a mí !!!

Un texto muy interesante. Mirarlo con atención

                            

        Me han pedido que haga un pequeño escrito dedicado a la letra “R”. Pero la verdad es que no se nada sobre esta letra, no tengo ni idea de cómo sienta pronunciarla y para empezar a hablaros de cosas que desconozco he pensado que sería mejor dedicar este espacio a aquellos, como yo, que no nunca podremos recitar el trabalenguas “El cielo está enladgrillado” sin provocar alguna carcajada en la sala por muy veloces que seamos articulando o, los que nunca seremos realmente terroríficos diciendo “Bienvenidos a la noche del tegor”.

Me refiero a estas personas que se sienten extranjeras en su propia lengua sufriendo, día a día, los mismos malentendidos que, por repetitivos, volverían loco a más de uno. Quieras que no, que no te entiendan al decir una buena parte de las palabras de tu propia lengua materna es un fastidio. Siempre puedes intentar usar sinónimos, diréis. Pero cuando intentas sustituir a una letra tan común como la “r” no siempre sales vencedora. Y si pudiésemos decir que la “r” es la única letra que nos la intenta jugar, siendo difícil de pronunciar para algunos, nos podríamos dar con un canto en los dientes.

 Sin embargo, se ve que el resto del alfabeto también quería divertirse y voilà prácticamente todas las letras (unas 17) encontraron sus víctimas. Tenemos un amplio catálogo de dislalias, desde el yeísmo que no llevaría a entender “le han legado unas sartenes a mi madre”, hasta el kappacismo con el que entenderíamos “quiero un ilo de iwis”, pasando por el gammacismo que nos haría entender “tengo un gato blanco que se llama Minnie”. Por otro lado, ser español y decir “me han tocado 1000ptas en el nino” por la nuñación no debe sentar muy bien. La rotación es uno de los más comunes, por su culpa el “pego” de San Roque ya no tendrá  ”gabo”.

Que sí, que las dislalias te dan personalidad aunque no lo creas. Yo, y unos cuantos estamos hartos de escuchar esta frase. Que sí que tiene razón, en parte, pero os aseguro que, que tu nombre contenga, o peor aún, que empiece  por “esa” letra no se lo deseo a nadie. Hacer un esfuerzo cada vez que tienes que presentarte no siempre es buena idea, normalmente sales mal parada y, si tienes testigos que vayas a volver a ver, sí que no te lo recomiendo. Yo, en mi caso, recurro a mi mítico “Gosel como el hospital” o, “como el presidente del Barça” ( hay diferentes variantes según la procedencia de la persona).

Cada vez que conozcas a alguien o llegues a un lugar nuevo tendrás que aguantar alguna que otra risa o burla pero, a la larga, se pasará el entusiasmo inicial y, aunque de vez en cuando haya bromas, al final aprendes a reírte de ti mismo, por tu propio bien, lo cual no es para nada una mala lección. Mirando el lado el lado bueno siempre podré hacerme pasar por francesa.

Aguiverderci!


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